Siempre dio miedito...
Siempre dio miedito... y las leyendas corrían como el viento, que era particularmente fuerte y frió en aquella zona (para lo que es el viento de Palencia... claro). Su pasado como cementerio municipal despertó en la memoria colectiva muchas historias y leyendas, todas sin demostración ni teórica ni empírica, sobre la presencia de almas errantes en el parque. No sé si alguna salió de la vivencia real de algún vecino o si todas fueron fruto de la imaginación... eso se lo dejo en manos de Iker Jiménez, el mayor desenterrador y precursor de la memoria histórica española mucho antes que los garzones y las asociaciones creadas al albur de esta corriente, justa y legítima. Independientemente de su veracidad, el miedo es libre y el estado de abandono en que permaneció durante años La Carcavilla hasta la expansión del barrio de San Antonio avivaba la fabulación de los palentinos. Desde luego para mí no era cómodo pasear, vaguear en el césped o patinar sobre el lecho de antiguos muertos. Pero ahora resulta que hemos sabido que no todas las tumbas se trasladaron al nuevo cementerio, sino sólo aquellas de las zonas "más dignas". El resto, las pertenecientes a los fusilados -y seguro que también los "apestados"... que por aquel entonces seguro que eran unos cuantos- se quedaron bajo el suelo del parque. ¡Por Dios! ¡Cómo pudo hacerse! ¡He podido estar pisoteando los restos de algún familiar lejano, de algún joven maquis, de algún pobre poeta, de alguna mujer mal amada!
La noticia de Palencia la he leído en El Mundo ("Exhumación bajo los columpios", de Almudena Álvarez). Me ha dejado perpleja. (La foto es la que aparece en la información y pertenece al gran y prolífico Manuel Brágimo)
Etiquetas: cadiz, carcavilla, cementerio, memoria histórica, palencia
El resultado, además, ha sido desafortunado porque los medios nos hemos dedicado a rascar pinceladas día tras día, que si 800 hectáreas, que si en Doña Blanca, que si va una industria, que si es siderúrgica... un serial y un paná, que se dice, desde el punto de vista del impacto mediático que estos proyectos, bien anunciados, pueden generar en la sociedad. Hay mucho dinero en juego y mucho empleo para la Bahía como para que una precipitación pueda complicar la operación (sobre todo porque algo deberíamos haber aprendido de Las Aletas).
